Galería Urbana es un proyecto de arte
callejero cuyo objetivo es reconstruir la imagen deteriorada del grafitero y
exaltar los oficios tradicionales de los parques, entre los que se encuentran
los vendedores de chucherías y de minutos de celular.
Por Jonathan Jiménez Hernández
Los habitantes y
visitantes de
Medellín tienen a su disposición desde hoy módulos que giran y que resaltan, a
la manera de un rompecabezas, los diferentes oficios tradicionales presentes en
los parques de la ciudad. Esto gracias
al proyecto Galería Urbana, el cual se desarrollará durante el mes de noviembre
en los seis parques principales del centro de la capital de Antioquia: Berrío,
Bolívar, las Luces, Plaza Botero, San Antonio y Pies Descalzos.
Según
Catalina Tobone, líder de la iniciativa, quienes visiten estos lugares tendrán la
oportunidad de disfrutar, apreciar y valorar el arte de la calle. Los dos jóvenes
que armaron los módulos por parque están
de acuerdo en que hacer visible el trabajo de los grafiteros contribuirá a que
no se los juzgue como delincuentes. “Los grafiteros no hacemos daño, queremos
mostrar una perspectiva del arte, nosotros también pensamos en la gente, no
somos vándalos”, enfatizó Santiago Rodas, un joven dedicado a estas pinturas en
los muros de la ciudad.
Hoy
comenzaron a rodar los módulos: cada parque cuenta con cuatro de ellos que
estarán diseñados con los personajes más reconocidos de cada sitio y que se
pueden mover por diferentes lugares. Rodas explicó que estos le darán un toque
diferente a los parques, más colorido y serán además un atractivo extra para
este fin de año.
Para
mostrar los diferentes oficios de los
trabajadores de cada parque, la dinámica que se propuso Galería Urbana es mostrar
estas actividades económicas mediante pinturas. Allí, la idea es que cada trabajador
se reconozca a sí mismo y reconozca al otro, haciendo además partícipes a los
visitantes y transeúntes de estos espacios.
Santiago
Rodas estará en los próximos junto a Daniela, otra artista callejera que
prefiere que la llamen solo por su nombre de pila o por su apodo de La Crespa, en
los diferentes lugares enseñando el arte de la calle. Ellos afirman que con
esto quieren generar confianza, puesto que los grafiteros últimamente han
tenido un estigma de hacerle mal a la sociedad.
La
meta para este par de muchachos es seguir pintando y el objetivo es en
diciembre hacer murales grandes con frases positivas, interviniendo de buena
manera el espacio público, de tal forma que se pueda lograr que la gente deje
de señalar el grafiti como un acto vandálico.
“Vengan,
disfruten, para que vean que gente está interviniendo, para que nos conozcan,
pregunten y transiten el centro, el asunto del grafiti es un movimiento y
aprovéchenlo, es gratis”, concluyó La Crespa.
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