martes, 22 de octubre de 2013

“Nacional” ama estar en las calles de Medellín


Con 45 años de edad, Darly Santiago López, conocido como “Nacional”, realiza en Envigado, Sabaneta y el centro de Medellín la labor de la que siempre se sentirá orgulloso: trabajar en la calle. Víctima del desplazamiento, rebuscador y amante del fútbol… esas son las características que mejor definen su vida.



Las manillas y el collar representativos de 
“Nacional”, sin ellos no sale a la calle nunca.
Por Alejandro Arboleda Hoyos

Tumbando la puerta y arrasando con todo a su paso, así entraron unos hombres camuflados aquella tarde de 1975 a la casa de una finca papera del municipio de La Unión, en el corregimiento de Mesopotamia, en el Oriente de Antioquia. Estaban vestidos de verde con unas grandes pistolas, ante la mirada inocente de siete niños al lado de sus padres atemorizados en el suelo. “¡Tienen dos días para que recojan todo y se vayan!”, advirtieron los sujetos a la humilde familia que se dedicaba al cultivo de papa.

Darly López, el mayor de los hermanos, al ver que se retiraban esas personas extrañas a su parecer, corrió a su cuarto, agarró su bolso y metió toda la ropa que pudo. Se acordó de Lucas, su perro, corrió y lo rescató. Al saber que no lo podía meter en su morral y llevárselo, decidió entregarlo a su tía, en la casa vecina, para que lo cuidaran.

Junto a sus seis hermanos menores, su madre y su padre, preparó las maletas y se todos se subieron a una “escalera” [autobús artesanal de Colombia] que iba rumbo a la ciudad de Medellín. Ese día terminaron sentados una acera del barrio Santo Domingo Sabio de la capital de Antioquia, por entonces un sector popular que tenía graves problemas de violencia. “Una monja del sector nos abrió el salón de una guardería que había disponible y nos dejó hospedarnos ahí”, dice Darly con una cara sonriente tras recordar la ayuda brindada por la religiosa.

Desde el momento en que llegaron tenían claro que no vivirían de limosnas. De inmediato Darly salió a la calle a buscar trabajo, al igual que sus padres. Su madre empezó a trabajar en hogares de familia haciendo aseo, el papá consiguió un puesto como albañil en una construcción y él, por su parte, se fue a explorar las calles de Medellín.

Años de calle


Este es Darly o “Nacional”, como es conocido 
comúnmente. En este episodio se encuentra 
en el barrio la Floresta de Medellín.
Desde el comienzo supo que sería una expedición nunca antes vivida, sobre todo porque venía del campo. Personas, lugares y experiencias nunca antes conocidas empezaron a ser el día a día de Darly en su vida cotidiana. Por ser menor de edad no consiguió trabajo, pero comenzó a transitar las calles de Laureles y el sector del estadio. “Le empecé a hacer la mensajería al Gimnasio Laureles y siempre me acercaba a ver entrenar a Nacional”, recuerda.
Al ver que recorría estas calles, directivos de este gimnasio decidieron contratarlo y ponerlo a “andar la calle”, lo que a él le encanta hacer. Como apoyo adicional para la familia, Darly empezó a vender pulseras, manillas e implementos de línea de mujer en el gimnasio, para darles un aporte extra. La jornada de 7:00 a.m. hasta las 10:00 p.m., era su pan de cada día para llevar dinero a la casa.

Después de diez años haciendo “mandados”, decidió independizarse y trabajar con su negocio propio en vías, avenidas y callejones de la ciudad. “Siempre me gustó estar en la calle, jamás intenté buscar trabajo dentro de una empresa porque no me gusta el encierro”, dice mientras vende un artículo de lo que él llama “sustento de vida”.

En esos diez años, Darly pasó día a día asistiendo a los entrenamientos de Atlético Nacional, donde entrenaban cerca del estadio Atanasio Girardot. Cada domingo se veía los partidos de este equipo de fútbol sin perderse un solo instante del juego. Este deporte le dio un nuevo rumbo a su vida. “Nunca me llamó la atención el Independiente Medellín. Además, ver entrenar a Osvaldo Zubeldía, César Cueto y a Guillermo La Rosa, fue algo que marca la vida de una manera que nadie se imagina”, dice mientras muestra orgulloso sus manillas del equipo paisa.


Con su variedad de productos exhibidos en las calles de la ciudad.
El nivel de fanatismo que tuvo fue tal que prometió que jamás saldría a la calle sin sus manillas, cadenas y collares que representen a su equipo. “Con el verde a todos lados, nunca puedo salir sin él”. Desde muy joven sus amigos le pusieron de apodo “Nacional”, debido al fanatismo y amor que siempre demuestra por este equipo.

A sus 18 años conoció a una mujer que lo enamoró. Tal fue su romance que a los dos años de novios recibió la noticia de que sería papá. Al nacer, Paola Marcela López, fue una persona muy influyente en su vida. Desde aquel día, tuvo claro que trabajaría duro por su pequeña y que siempre le brindaría la oportunidad de estudiar. Paola cursó toda su educación primaria y secundaria en el Liceo Santo Domingo, de Medellín. Desde niña soñó con ser enfermera y poder auxiliar y ayudar a las personas.

Al terminar el bachillerato, ella se presentó a las convocatorias de la Universidad de Antioquia al pregrado de Enfermería, pasó con éxito y empezó a estampar sus sueños en la hoja de vida. “Yo trabajo cada día para pagarle la universidad a mi hija que está en el tercer semestre. Le tengo un local de lociones en la casa para que se defienda un poco por su lado”.
Darly, quien para entonces ya era más conocido como “Nacional”, ha vivido toda su vida en la misma casa del barrio Santo Domingo Savio de la ciudad de Medellín. Consiguió un subsidio de mejoramiento de vivienda y le otorgaron seis millones de pesos en materiales para arreglar su hogar. “La casita la remodelamos y la mandamos a organizar con el mejoramiento que nos dio el gobierno. Ahora con la Biblioteca España hay mucha seguridad y el barrio es tranquilo”.

Finalmente logró cumplir su proyecto de vida que fue trabajar por su propia cuenta, haciendo y vendiendo artículos por temporadas. Navidad, Feria de las Flores, Hallowen y todas las festividades las cubre mostrando su variedad de artículos en su negocio transportable. “Todos mis hermanos estudiaron y consiguieron trabajos en empresas y uno en un colegio. En cambio yo sí me dedico a lo que siempre quise, vivir en las calles y seguir viendo a mi equipo verde”.


“Nacional” organiza los afiches que tiene en venta del 
equipo de sus amores y de los cantantes de moda en el momento. 
“Nacional” actualmente, con sus 45 años de edad, trabaja en las afueras del colegio Rafael J. Mejía, de Sabaneta, y en la institución Normal Superior de Envigado. Vende artículos dependiendo de la época del mes, pero siempre tiene entre su mercancía afiches, botones, manillas y cuantas cosas pueda del equipo de su alma, aquel que le dio un nombre más fuerte y sonoro que el que recibió el día de su bautizo.

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