lunes, 24 de febrero de 2014

El disfraz del consumo


Por: Felipe Arcila González
Negro, morado, anaranjado; fantasmas, brujas, calabazas, dulces y más que todo disfraces. En la noche de las brujas el “Trick or Treat”, más que un trato, es un truco: el Halloween se disfrazó de fiesta para aumentar las ventas y entrenar a los niños en los hábitos del consumo.


Los centros comerciales de Medellín, como es habitual, realizan diferentes eventos, esto es pensado en darle a los niños un día distinto a los demás: con alegría, diversión y magia.
En City Plaza las primeras actividades comenzaron a las 4:00 de la tarde. El centro comercial estaba lleno de familias acompañando a sus hijos disfrazados de Capitán América, Iron Man, Batman, La Chilindrina y cientos de personajes que se ven en las pantallas.

El estar allí rodeado de tantos niños, disfraces y dulces me llevó de vuelta a la niñez. Recordé aquellos años en los que celebraba todos los Halloween en la típica fiesta que organizaba la unidad residencial de mi primo. Nos disfrazábamos, pedíamos dulces y después llegábamos a una miniteca. En la fiesta se hacían rifas y entregaban un premio para el mejor disfraz, el cual nunca llegué a ganar.

A su vez, tengo el recuerdo de un payaso, un caballero con escudo y espada, Superman y Harry Potter. Mi mamá me cuenta que duré varios días con el de Superman, era mi favorito. Soñaba con volar con la capa roja de un lado a otro, con tener mucha fuerza y con salvar el mundo.

Las personas cuando son pequeñas viven en una cápsula perfecta en la que todo lo imaginario se vuelve real. Los niños al proyectarse en un futuro se ven como policías, doctores, astronautas y no se imaginan por lo que tienen que pasar para llegar allí.
En todos esos pequeños solo había diversión, felicidad e inocencia. 

La imaginación de los niños no tiene límites, pues creen en Papá Noel, el ratón Pérez, en la facilidad de una vida donde todo durará para siempre. Ellos metidos en sus disfraces llegan a ser cualquier cosa.

Cuando empezó el show “Kokorokó y los huevos de oro” todos los niños comenzaron a gritar y a reír. Esto se dio gracias a la interacción con los espectadores y la gran cantidad de rifas que se hicieron de bolsas cargadas de dulces, accesorios y juguetes.

Este día provoca, durante todos los años, una congestión vehicular en la ciudad, puesto que los padres movilizan a sus hijos para que se diviertan.

En todos los almacenes del centro comercial Oviedo estaban regalando dulces para los niños. Pero detrás de esta muestra de gratitud y cariño está disfrazada una gran estrategia de venta y consumo. Cuando las personas son chiquitas no se dan cuenta de esta táctica, pero a medida que van creciendo se conciencian de este tipo de pericia.

Los confites atraen a los niños y la influencia que ejercen ellos en sus padres es inimaginable. Aunque suene cruel, la estrategia es un poco parecida a la que usa la bruja para atraer a los niños en el famoso cuento de hadas; Hansel y Gretel.

La celebración de Halloween pudo haber empezado como una festividad, pero hoy en día no es más que una fórmula de venta disfrazada, en la cual hay provecho por parte de las empresas hacia la inocencia infantil.

El centro comercial El Tesoro estaba repleto de gente; como dicen por ahí, no cabía ni un alma. Había todo tipo de disfraces, los niños y los adultos recorrían el recinto con bigotes, orejas de elfo, etc. También habían pequeñas princesas y hadas pintándose sus caras con figuras brillantes y coloridas; incluso los auxiliares de las atracciones tenían disfraces de piratas.
En la parte central del centro comercial, en la zona de juegos, había una variedad infinita de actividades para el entretenimiento de los niños. Por los pasillos de los juegos no se podía caminar y las filas para las atracciones estaban llenísimas.

Esta famosa fiesta no es una tradición norteamericana como muchos creen, sino que viene desde hace unos 3.000 años de las tierras celtas. Los celtas celebraban la noche del fin de verano el 31 de octubre, ese día recordaban a la gente muerta. Además, creían que el umbral entre el mundo de los vivos y los muertos se abría. Por lo tanto, estos usaban máscaras para ahuyentar a los espíritus malignos.

Si todo esto es una fiesta de los muertos, e incluso algunos la califican de satánica, ¿desde cuándo empezó a ser un día tan especial, sobre todo para los niños?

Ivon, una madre de 22 años, llevaba en sus brazos un Hulk verde y musculoso de 2 años, dijo: “El Halloween comenzó con la creencia de las brujas y, supuestamente, los niños se disfrazaban con la finalidad de que ellas pensaran que eran monstruos para alejarlas y no se los llevaran; era un tipo de camuflaje. En la actualidad es un día para celebrar con los niños la magia que pueden tener estos tipos de cuentos y también generar cierta unión familiar para que los grandes vuelvan a ser niños”.

De todos los centros comerciales, El Tesoro era el que tenía más actividades, tales como el circo, el show de magia y la casa embrujada. De esta última, los niños salían gritando e incluso una pequeña Rapunzel salió llorando agarrada de su padre.

Eduardo llegó con su esposa e hija a disfrutar de las atracciones: Son fiestas muy adecuadas, pues se ve el esfuerzo y todo el desempeño que tiene el centro comercial para que en fiestas como el Halloween se les haga a los niños un gran día, en el cual se disfrazan, juegan y son acompañados por sus padres, hermanos y amigos.

 En mi caso, que soy una persona de 40 años, me tocó un Halloween muy diferente, íbamos por todas las calles a pedir dulces. Me parece excelente esta actividad y aunque es un día que lo llaman “de los brujos” o “de los disfraces”, es una fecha en que los niños disfrutan todo esto”, dijo.

Alguna vez han pensado ¿cuántos ingresos pueden generar empresas de dulces o de disfraces en una fiesta tan grande como esta? Según Fenalco (Federación Nacional de Comerciantes), las comercializadoras de dulces en octubre venden el 50% de su producción anual.

Esta cifra es algo impresionante y demuestra como el consumo de forma indirecta alcanza a involucrarse hasta en la vida de los niños que terminan siendo manipulados por una industria que no está interesada en el desarrollo de su personalidad, sino que utiliza la recreación de la fantasía para hacerles creer que el mundo que ellos producen es lo que deben desear para ser felices.

Es una industria que aprovecha estas fiestas para conducir las mentes de los niños hacia un estado de deseo que puedan no solo aprovechar para sus ventas actuales, sino para asegurar las de un posible futuro.

Pie de foto

Un pequeño niño bombeando la sangre falsa que chorrea por su máscara de calavera.

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