Por:
Mitzy Laith Movil Gnecco
Ciudad
Gustavo Osorio Pérez: El “Trapito
rojo” de Belén la Palma
El trabajo informal es una labor que le toca
desempeñar a muchos de los desempleados de esta ciudad.
Cuidando
carros, recibiendo la ayuda económica de las personas a las que él sirve y esas
le quieran brindar, y muchas veces
exponiendo su vida por la inseguridad que se vive en Medellín. De esa forma es
como le ha tocado vivir a Gustavo Osorio Pérez, de 43 años de edad, quien es un
desempleado más de este país y por ese motivo ha tenido trabajar la mayor parte
de su vida como vigilante informal de carros en la Carrera 80 con calle 30 y
así poder mantenerse el y sacar adelante a su familia.
Gustavo
es una persona humilde y trabajadora. Vive en el Barrio Belén las Violetas con
su madre de 70 años de edad y su hija 6 años que fue abandonada por su madre
desde que nació. Él tiene que velar por ellas, debido a que dependen de él
económicamente. Esta situación le exige a Osorio ocuparse en una labor por
muy dura y en ocasiones hasta arriesgada.
Con
una jornada de: lunes a domingo, desde las 6 de la mañana a las 9 de la noche y
los fines de semana hasta altas horas de la madrugada, Osorio es uno de los
llamados “trapito rojo” que se ubica en las calles y tiene bajo su responsabilidad el vehículo de
muchas personas que frecuentan el Barrio Belén la Palma y a quienes les
agradece porque gracias a ellos él tiene
al menos una actividad para realizar día a día y en la cual él se ve
beneficiado.
El
oficio de cuidar carros es muy común en la ciudad, la mayoría de las personas
que se dedican a este trabajo lo hacen por necesidad, según cuenta el mismo
Gustavo, quien desde hace más de 12 años lo está llevando acabo. Aunque no es
una labor estable, ni muy bien remunerada, las circunstancias no le dejan otra
salida debido a las pocas oportunidades de empleo que hay en la actualidad.
Osorio
cuenta, que aunque él le tiene una tarifa fija a los carros que cuida, que es
entre 1.500 pesos la horas en el día y en la noche a 2.000 pesos. Muchos
usuarios le pagan lo que quieren, cosa que lo disgusta.
Incluso,
en todo este tiempo que lleva de
vigilante informal de carros, tuvo una pequeña discución con un usuario que no
le quiso pagar lo que él cobra por sus servicios.
Antes
de trabajar por el sector de La Palma, Osorio trabajaba por La iglesia Santa
Gema del Barrio Laureles, pero, por motivos de indiferencias con otra persona
que habita ese sector, él decidió irse para otra parte y evitar problemas
mayores.
En
casi en todas las calles de Medellín, existen personas dedicadas a cuidar
carros. Unos amables, otros groseros y hasta unos avispados. Por lo que muchos
de ellos tiene fama de ser descarados por los altos precios que cobran por su
servicio.
Pero,
ese no es el caso de Gustavo Osorio. Según don Fabio Restrepo, un tendero del
sector donde trabaja Gustavo y quien lo conoce desde hace muchos años, dice que
“él es una gran persona y que siempre está dispuesta a servir. Creo que es por
eso, que se ha ganado el cariño de las que vivimos por acá”.
A pesar de que la capital antiqueña es una de
las ciudades de Colombia con mayor desarrollo, muchos habitantes como Gustavo
Osorio no cuentan con la oportunidad de tener un trabajo sólido y constante.
Con
una actitud positiva y amable, Gustavo cuenta que “a mí me hubiera gustado
llevar otra forma de vida o hacer algo mejor que cuidar carros, pero
desafortunadamente esto es en lo que he podido trabajar y todos los días le doy
gracias a Dios por eso”.
A
lo largo de casi trece años que lleva trabajando como “trapito rojo”, Osorio
dice que le ha tocado tratar con personas buenas y malas. Unas que valoran su
trabajo y otras que no, pero en general son muchísimas las que sí agradecen por
desempañar esa labor.
Gustavo
cuenta que en varias ocasiones ha sido víctima de la delincuencia, lo han
robado y amenazado en su lugar de trabajo. Según el mismo afirma, “esto es consecuencia
de los problemas de seguridad que se están presentando hoy por hoy en toda
Colombia”.
Muy
a pesar de todas las dificultades con las que tiene que sobrevir día a día
Osorio, el se describe como una persona feliz y luchadora, que todos los días le da gracias a
Dios por permitirle estar vivo y disfrutar de su familia y amigos.
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