domingo, 16 de febrero de 2014

El profe, el profe…



Sentir, vivir y amar son solo algunas de las cualidades más destacadas que describen al docente, amigo, persona y líder Adolfo León Maya Salazar. Quisiera que este escrito sonara a verso pues esto es lo que inspira “el maestro” con tan solo hablar.


Es un hombre que transmite amor y buena vibra, además de ser un claro ejemplo de entrega y constancia. De aspecto intachable (que en apariencia no deja chance a lo ocurrente) y reflejo perfecto de humildad, sencillez y seriedad, Adolfo ha sido merecedor de incontables elogios por su capacidad de comprensión.

Es sociólogo de la Universidad Pontificia Bolivariana, tiene un título como magíster en Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia y actualmente es docente de la Universidad EAFIT. Su faceta de educador se camufla en una figura paternal donde prevalecen las risas y la confianza, y se encadenan con teorías y conceptos académicos.

Más allá de sus logros académicos, es importante destacar sus logros como agente de cambio social. Debido a su compromiso sincero y desinteresado, Adolfo logró ganarse el respeto y la credibilidad de sus allegados y de la comunidad. Es uno de los principales responsables de la trasformación social de Pueblo Viejo.

Pueblo Viejo limita al norte con los municipios de Medellín e Itagüí, por el oriente con Sabaneta, por el sur con Caldas y por el occidente con Angelópolis. Tiempo atrás, la pobreza, inseguridad y poca tolerancia revelaban un panorama poco alentador en esta zona. La violencia indiscriminada protagonizaba el diario vivir de los habitantes de esta localidad ubicada en el Valle de Aburrá.

Hoy en día, Pueblo Viejo tiene otra cara, otro semblante, otra expresión. Tranquila y jocosamente podría llamarse “Pueblo Nuevo”. Gracias al trabajo conjunto de varias entidades como la Alcaldía de la Estrella, el Inder y otros entes públicos y privados, este sector logró arraigar la solidaridad y recuperó la confianza y el respeto. Ahora sus habitantes trabajan por un objetivo en común: formar las nuevas generaciones en torno a valores y principios de convivencia y respeto implementados en el deporte.

Organizar, desarrollar, gestionar y promover un proyecto que vinculara la sociedad y promoviera la paz, el respeto y la igualdad fue una las metas de profe.

Todos los días de la semana -en especial el domingo -la población de Pueblo Viejo se reúne en torno a una cancha sintética que fue inaugurada el pasado 31 de agosto en esta vereda. Una obra con un valor de 1.505 millones 542.417 pesos, que fueron utilizados en la nivelación del terreno, filtros, obras de drenaje, muros de contención, cancha sintética, cerramiento, iluminación, caseta y dotación de las arquerías.

Adolfo León dice: “Como ser social desarrolló unas actividades en el sentido cultural, social y con perspectiva de orden económico. Sin tener ninguna referencia, comencé a contextualizarme de la vida en aquel sitio a través de la lectura de periódicos, revistas y diálogos con las personas. Esto llevó al reconocimiento general de la población y a ser merecedor de una gratitud sin palabras por parte de niños, jóvenes y adultos.”

El deporte congrega y mezcla culturas, sexos, religiones, ideologías y demás. Es una perfecta excusa para desvanecer fronteras, eliminar prejuicios y fortalecer lazos de unión y progreso social. Gracias al empeño de este profe, hoy en día se ha fomentado el crecimiento deportivo, físico y social de la población.

El Club de Deportes de Pueblo Viejo cuenta entre sus logros más destacados con un equipo femenino que hace parte de torneos importantes del área metropolitana.  Esta cancha se ha convertido en un lugar insignia de La Estrella, un lugar donde aproximadamente 100 niños divididos en categorías según su edad compiten por hacerle goles a la vida y gambetas a la desigualdad.  

Cincuenta equipos masculinos inscritos al torneo de fútbol de Pueblo Viejo luchan por ganar el trofeo de la paz y la reconciliación. Este sector se congrega en torno al deporte y esto es motivo de orgullo de la nueva sociedad que deja a un lado los conflictos e integra las ganas de salir adelante.

El profe logra obtener la faceta buscada en este escrito: luces y sombras. Este personaje combina su sabiduría académica y buena voluntad social para aportar un grano de arena a su comunidad. Una microempresa de compostaje y la conformación del grupo deportivo de Pueblo Viejo son los mayores logros de este maestro y otro grupo de personas, habitantes del sector.

Adolfo en el día es aquel docente excelente y respetado, en la noche al llegar a Pueblo Viejo (lugar donde reside), sigue siendo el mismo pero esta vez su rol es diferente: utiliza su marcador para explicar una formación táctica, una preparada, etc. Todo esto, gracias a su amor y convicción por el mejoramiento continuo de su vereda, del municipio, de la ciudad, del departamento y por qué no del país también.

Gracias a un acercamiento con la comunidad se logró crear lazos de amistad donde el fútbol fue una buena excusa para compartir anécdotas, charlas y una que otra jugada de fantasía. Solo quedan palabras de agradecimiento para Adolfo León y buenos deseos para la Institución de Pueblo Viejo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario